Volumen 3
(Salamandra, Numero 2, Mayo – Junio, 2008)
Último sorbo
Mientras el té se despide de la madrugada, comienzo
a recorrer el lado sensible dela hoja.
Salgo desnuda de un espacio donde todos calzan
y visten, le dicto a las manos el perfume de unas
teclas o de un lápiz, un utensilio el cual se mezcla,
burbujeando el momento.
Mientras el té se despide de la madrugada, brotan
los besos de la lluvia y se deshojan sus gotas,
goteando el sonido de la palabra.
Levanto mis pies y respira mi imaginación creyendo
que son mis pulmones.
Enlisto la soledad de la vida, parafraseando la noche, y
siento el monstruo que guardan mis risas en estas letras.
Por tanto el día y yo nos hacemos el amor en un solo verso,
volando el cuerpo en tiritas de cielo.
Mientras el té se despide de la madrugada, el
olor de su muerte me produce un orgasmo mental,
desahuciando estas líneas, que le dan
el último sorbo.
Miriam Procopio Chávez
Sonia Prudente López
METÁFORA INTERIOR
Mientes cuando apagas mi círculo imperfecto
del toque destructivo rosándonos los labios,
en cada capa oxidada de nuestro escondite,
buscaré olas repetidas cruzando la bahía;
de tu punto interior.
Muerto de tu punto interior,
tiraré tus martirios por la borda
escarbaré tus risas
y trenzare tu respiración quitándote los suspiros.
Rosaras mi antebrazo con tu lengua fingida,
usando mis dedos para separar tus bollas flotantes.
Siendo esto una mentira
amo tu punto interior
en metáforas de ti
(GUERRA INTERIOR)
***
LA CAJA NEGRA
Al llegar a su dormitorio se quedó algunos segundos observándolo desde el umbral. Le parecía inmenso, ajeno. Se quitó la chamarra de piel - de tasajo viejo, como la llamaban sus amigos- desesperadamente, intentando despojarse de algo más…
Encendió la televisión en busca de compañía, caras desconocidas animaban la caja negra. Saltó hacia su cama.
Sobre el colchón se estiró para alcanzar el control remoto -de su vida-. Apretó los botones frenéticamente. Las pupilas se le dilataron frente aquel recuadro tecnicolor, bajó la velocidad, dejando oír frases entrecortadas; los actores cambiaban de ropa, nariz, ojos, pero mantenían una sonrisa perfecta, casi le seguían el juego. Quiso unir sílabas, palabras, balbuceos, tratando de armar un rompecabezas, inconscientemente buscaba un consejo. Después de sus intentos fallidos, su mirada se perdió. Soltó el control, lo dejó caer suavemente.
La caja negra proyectaba una película alemana con subtítulos en español a los que no prestó atención. Tenía sus piernas erguidas y los brazos cruzados. Se imaginó muerto, cierto sentimiento de soledad se apoderó de él, quiso llenar ese hueco con la almohada: apoyó su cabeza en una de las esquinas y la sujetó fuertemente poniéndole la pierna encima. Se aferró a ella, incluso llegó a acariciarla. Volvió la vista hacia la caja negra, no le ofrecía nada, sólo sonrisas perfectas y un dolor en los ojos, quienes parecían estar a punto de ceder a un posible estrabismo, los cerró: mil y un rostros desfilaron ante él, los volvió a abrir y dio con el foco de 50 watts que alumbraba el cuarto. Un bochorno se apoderó de su cuerpo. Todavía con destellos azules en su vista, a tientas y desconociendo su tacto se desabrochó el cinturón, bajó el cierre y desesperadamente se deshizo del pantalón, después casi se arranca la camisa. Apagó la luz. Desnudo se acomodó en la almohada, recorriendo una y otra vez los pliegues con sus dedos.
Parpadeó, una mujer era golpeada ferozmente, no sabía cuando había comenzado la escena, pero lo deleitaba. Reconoció en la mujer un lenguaje universal: dolor. Se lleno de frenesí, sin ningún remordimiento. Alzó la mirada y divagó a través de la luz, poco a poco aparecieron rayos azules, espirales verdes y manchas violeta que le hicieron ver una piel amoratada. Alzó el brazo, palpando la pared, estaba fría como un cubo de hielo, la recorrió una y otra vez, tratando de dar con el apagador. Al fin lo hizo, oyó el clic como el guiño de un ojo cómplice. Terminó la escena. Tomó el control, cambió de canal buscando la misma imagen, saltó a su vista un rostro con la sonrisa perfecta, llenando con su presencia el cuarto. La imagen fue tan real que no pudo dejar de preguntarse si se encontraba junto a él.
El esfuerzo en el discernimiento le provoco dolor de cabeza. Tomó la almohada y la miró fijamente haciéndola retachar contra la caja negra. Se incorporó. En medio de la oscuridad recordó que aquella sonrisa pertenecía a la mujer que amaba. La sonrisa que esta noche había encontrado en la boca de otro hombre. Se tiró en el suelo para no sentir la inmensidad del colchón. Se lleno de furia, decidió recuperar su sonrisa, redimir su orgullo. En medio de la oscuridad se vistió. No encontró la chamarra, encendió el foco, cuando sus ojos se acostumbraron a la luz vio junto al televisor, el amoratado cuerpo carente de la sonrisa que amaba.
Lucia Revueltas
***
Sin titulo
SE ESPARCE POR LA HABITACIÓN LA LUZ;
UN SEGUNDO EN RECORRER EL AIRE. UN
AIRE TIBIO QUE ENTRA EN MI CUERPO
Y LUEGO SE ESCAPA, SE LIMPIAN MIS
PULMONES Y RESPIRO; Y ya adentro
no se que pasa solo siento mi lati_
do.
Como a veces pequeñas punzacio_
nes que lastiman, Pequeños mal_
sabores que reprimen. Como a ve-
ces sofocaciones por mirarte Y
una aceleración marcada de sen_
tidos.
Y ENTONCES VIENEN MUY ADENTRO,
MARIPOSAS TRANSPARENTES Y COLORES.
MáS, A VECES CAE EN CENIZAS MI EXIS_
TENCIA, Levanto mi cabeza y miro
afuera, Entonces miro que hoy no
te he mirado.
DIVINO Dios QUE REGALA OJOS, Y PRECIOSO INFIERNO
QUE CUANDO LOS CIERRO VUELVE A DESTELLAR UN
FUEGO ETERNO
POR ESA GRACIA DE ENCOn´TRAR
TUS OJOS LUEGO.
EL INFIERNO DENTRO…
Aguilar Saavedra.
***
Poesía Infantil
En la noche veo la estrella
Que está entre la luna y yo.
Xóchitl Reyes Sosa, 13 años
Un atardecer que termina de llover.
La Mariposa
Es un arcoíris
Con bonitos colores.
Wilbert Antonio Silva García, 10 años
El colibrí se pone una faldita negra,
Abajo, se asoman las patas de color café.
Cristina Monserrat Silva Pacheco, 10 años
El trompo y los planetas
El trompo gira, formando una línea imaginaria
igual que los planetas alrededor del sol,
Pero los planetas tardan años
Y los trompos minutos.
Raymundo Pablo Manuel, 12 años
Pino
Punta de montaña luminosa,
De milagros
Llena de colores llorosos y cristalinos.
Corazón que late,
Barba de un viejo que hace los sueños realidad.
Pasto con gotas de luz brillante
Que bajan del cielo.
Miriam Getzemaní Marín Velasco, 11 años
El toque del sol se rompe
en el espejo de los pájaros
Antonio Abacuc palacios Gómez, 11 años
La rosa
Son muchos corazones juntos,
Es una montaña, llena de pétalos
Un corazón rasposo
Es la palma de una mano
Con raíces que son hilos suaves.
Raida Reyes Sosa, 11 años
La Luna
Es una cuna donde duerme un bebé.
Cuando nace está muy chiquito.
Es un columpio,
Donde nos columpiamos todos los niños.
Es un pedazo de queso que vuela,
Está sobre una silla.
Es un algodón de domingo.
María de los Angeles Ramírez M. 11 años
Besos rojos
Son unas tijeras
Que besan.
Son dos ojos que tienen una mascara
En forma de labios.
Estefanía Guadalupe Ramírez, 11 años
Un corazón es un pétalo de rosas, es hermoso. Un pedazo de corazón es una vida y desgracia. Un corazón da vida y cuando se cae, llora y se rompe. El corazón es un amor, se muere, se esconde en la tumba, va a un lugar de la tierra. Se lo come el gusano que no existe.
Xóchitl Reyes Sosa, 13 años
***
¿Educación ambiental responsabilidad del Estado o corresponsabilidad?
La educación y la sensibilización, en todos sus niveles y por todos los medios, deben capacitar a las personas para desempeñar un papel útil en la protección del medio ambiente. Los Estados y las organizaciones internacionales deberían adoptar las medidas educativas necesarias para asegurar el respeto y la protección del derecho de las personas a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Las medidas señaladas en el apartado anterior deberían incluir programas de enseñanza y de educación, con la colaboración de las organizaciones no gubernamentales.
Artículo 7º Declaración de Bizcaía.
Para hablar de la vida es necesario hacer énfasis en las condiciones que se requieren para su desarrollo, y no es fácil hacerlo si las condiciones del medio que se demandan son tan degradantes y perjudiciales como las de hoy. Pues nuestro medio es cada vez menos apto para ello, desde que el Hombre cambió la percepción de su cosmos, se inicio la lucha entre permanecer o ser transformado, y aun no somos cautelosos en considerar las consecuencias que esto podría traer.
Por ello consideramos importante voltear nuestra mirada a este tema que nos atañe a todos y sobre todo dentro del ámbito de la educación. Recordemos que la educación es sin duda la mejor arma que todo ser humano puede poseer y hacer efectiva frente a todos los embates de la vida.
Dentro de los distintos fines que se le han atribuido destaca, el reconocimiento y respeto a los derechos humanos, como una necesidad ante el nivel de violencia estructural que se presenta en nuestros días. En la cual se afecta a los otros tanto de manera directa como indirecta; en referencia a esto tenemos el caso de nuestro ambiente que ha sido objeto de múltiples degradaciones, por muchos de los que no hemos asimilado la idea de que este lugar lo compartimos con otros y que por lo tanto merece nuestro cuidado y protección.
Los derechos humanos, según la Declaración Universal de Derechos Humanos, son el ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, ya que se fundamentan en el reconocimiento de la dignidad y del valor como cualidades intrínsecas de los humanos; es decir, que tanto el hombre como la mujer son un fin en sí y no un medio o un instrumento «para» otros fines.
Uno de los derechos fundamentales es el que comprende el derecho al medio ambiente, y se encuentra plasmado en los derechos de la tercera generación llamados derechos de los pueblos o de solidaridad. Este consiste de acuerdo a la declaración de Bizcaía en que
toda persona, tiene el derecho a disfrutar de un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado. Donde todo individuo sin distinción de raza, sexo y color tiene derecho a gozar de él.
La preocupación por el medio ambiente es relativamente reciente. Ubicamos algunos indicios en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que sin ser un documento referido explícitamente al medio ambiente, es conveniente recordar que en esta Declaración encontramos una primera base sobre la que se ha podría asentar el derecho al medio ambiente adecuado, cuando se dice que "toda persona tiene el derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar...". Así, posteriormente, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966 hace ya referencia expresa a la necesidad de mejorar el medio ambiente como uno de los requisitos para el adecuado desarrollo de la persona.
Años después, la Declaración de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, Estocolmo 1972, establece ya un derecho de la humanidad a "condiciones de vida satisfactorias en un ambiente cuya calidad le permita vivir con dignidad y bienestar". Como contrapartida a este derecho se establece el "deber solemne de proteger y mejorar el medio ambiente para las generaciones presentes y futuras".
La Cumbre de Río de Janeiro de 1992, consolidó esta evolución al señalar en su Principio primero que todos los seres humanos tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la Naturaleza.
A nivel nacional en nuestra Constitución establece en el articulo 4º: “ Toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar”(1).
En estos documentos se reafirma el derecho al medio ambiente y el compromiso que los estados deben asumir para hacerlo efectivo. Aunque aquí habría que preguntarse hasta que punto el Estado cumple con esta estipulación, ya que la contaminación y con ello el desequilibrio ecológico aumentan cada día; sus principales fuentes son la proliferación de grandes industrias que despiden cantidades considerables de deshechos tóxicos, las fuentes domiciliarias, el consumismo, los agroquímicos, las fuentes móviles, todas ellas afectan de manera conjunta el agua, el aire y el suelo, pues la mayoría de contaminantes interactúan con mas de un elemento ambiental, lo que provoca que seamos mas vulnerables a enfermedades.
A esto se une la pérdida de la biodiversidad, ya que buscando la satisfacción de nuestras necesidades se han sacrificado a miles de especies en tanto que la tala inmoderada, la minería, la construcción de represas y carreteras en lugares anteriormente alejadas destruyen su hábitat, dejando a la deriva la sobrevivencia de aquellas.
Lo preocupante entonces es que nuestro medio se esta destruyendo y con ello nuestra propia vida, el agua que es un elemento que nos la proporciona, aunque sabemos que constituye el 70% de nuestro planeta, es lamentable saber que solo podemos utilizar el 0.35%, pero si a esto le agregamos que las fuentes como los ríos, lagunas y el subsuelo en donde se localizan se están contaminado, el porcentaje disminuye. Pero podemos decir que este es un recurso renovable y claro que lo es, sin embargo, ahora ni eso nos garantiza que haya mas agua limpia, pues sabemos que la contaminación está en todos los elementos, prueba de ello es la lluvia acida.
El suelo cada vez se vuelve más infértil y desérticos, pues con el fin de mejorar la calidad de los frutos y evitar plagas se le aplican un sin fin de químicos que son favorables por un momento pero, después hacen inútil a la tierra. El aire ha perdido su pureza, ya que la introducción de sustancias extrañas le ha impregnado olores, que en lugar de oxigenar nuestros pulmones se vuelven perjudiciales.
Todo esto esta ocasionando en nosotros graves daños en cuestiones de salud, y es que están apareciendo nuevas enfermedades, y las que ya existen tomando niveles agudos y crónicos.
Entonces es aquí donde valdría la pena preguntarse acerca de la utilización racional de los recursos que se plantea en La Declaración Universal de los Derechos Humanos, o el derecho que todos los Niños tienen de disfrutar de un ambiente saludable, si estamos viendo que no hay las condiciones apropiadas para que se lleve a cabo, en vista de que son cosas que únicamente han quedado plasmadas, y que implica el reto de llevarlas a la practica, porque de esto depende el presente y el futuro de las generaciones.
Aunque pareciera que eso es en lo ultimo que pensamos, ya que todos consciente o inconscientemente somos participes de esa destrucción, pues somos los principales agentes contaminantes, lo que denota la falta de concientización que impera en nosotros, que se puede justificar por los malos hábitos adquiridos, la poca la valoración hacia el entorno y sobre todo la visión de orden de progreso que impera en nuestra sociedad, la cual se reduce a obtener beneficios económicos sacrificando el hábitat.
Para evitar esto se han hecho campañas, creado instituciones y organizaciones especializadas en la conservación, preservación y cuidado del medio ambiente, dentro de la educación se ha integrado como una tarea en sus programas, aunque ello al parecer no es suficiente o no ha tenido el impacto deseado o no ha existido compromiso de parte de todos los actores educativos, únicamente el encargado de esa área o materia es quien pone en marcha acciones que tienen una duración de corto plazo, lo que indica que no existe continuidad y solo se cumple como parte del programa educativo y no estamos educando para la ciudadanía y como consecuencia olvidamos la corresponsabilidad de contribuir a la formación de un mundo mas humano.
Por lo tanto el derecho al medio ambiente si bien debe ser un compromiso del Estado no quiere decir que el sea el único responsable, Considerando que la efectividad de estos, específicamente el derecho al medio ambiente, está en todos los habitantes (personas) del planeta.
Por ello es necesario realizar una reflexión que nos permitan realizar cambios de actitud y hábitos que nos aseguren mejorar las condiciones de nuestro entorno que nos ayuden a llevar una vida más saludable y asi mismos preveer que en el futuro existan las condiciones necesarias para el desarrollo armónico de las nuevas generaciones.
(1) Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Colección Jurídica Esfinge. 2005 , México , 2005, p. 12
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